viernes, 28 de junio de 2013

te explico



Explicarte plenamente es callar tan largo como un treinta de febrero,
miro ojiplático los árboles que en el jardín mueve hipnóticos y lentos
atrás del vidrio de la universidad un aire furioso y atroz
y te explico estudiando la flor del almendro que se mezcla con el viento
mientras adentro las profesoras de física podan ramitas de las macetas
y hablan coquetas de esdrújulas fórmulas y letras,
esa hipnosis del abismo calmo que devuelva a los cajones las heridas
es explicarte en silencio a uno mismo, a este incrédulo desinformado.
Explicarte es inútil porque las palabras se forjaron para clasificar afueras,
por ejemplo decir que ya no estás cuando te rapta lentamente
el zoom out de la ventana sucia del autobús
y fingir que la mirilla de vaho acuoso por la que te veo alejarte
no es también un tantito de ti y tú toda a ojos cerrados,
una sinécdoque tuya de translúcido hálito que perla los vidrios y la seca memoria,
decir por ejemplo que no estás frente al estante de poesía contemporánea
en la librería bien pensada donde se puede tomar café mas donde no hay poesía contemporánea
es explicarte mejor de lo que tú misma eres capaz de explicarte.
Porque explicarte, abstracta muchacha linda de lo concreto,
es estar deliberadamente poco cuerdo, tarado y sombrerito de papel,
sonreír instantes antes de la dolorosa lobotomía diaria
como quien se acuerda repentinamente de la letra de aquella canción
que hablaba de tantas trivialidades literarias hermosas pero sobre todo de quererse bien.



jueves, 27 de junio de 2013

aquí a mi vera

Por esa costumbre tuya de caer a cántaros
cuando aún no llueve.


Qué bonito tomarte de la mano si no estás, solo subir l'Avinguda dels Tilers
y llegarse solo al paseíto de l'Arc de Triomf donde flota el polen invisible
y haciéndote reir de un chiste malo ¡atchús! te imagino,
aterrizar en el vagón muy justo cuando el último tren cierra sus puertas
y ya sentado solitario en el largo banco de plástico darte un besito casto,
sólo de labios, y que salte ¡chas! una chispa eléctrica de tu incomparecencia
y nos mire de reojo esa señora que va leyendo Cincuenta sombras de Grey
como si estuviera loco o drogado o algo.

Cuando llega la locomotora a Badalona a última hora de la noche bajo tanta estrella
le da el sol a que no estés y brillas mucho y estás ¡muá! para comerte, niña preciosa.



sábado, 15 de junio de 2013

si apagas esa bombilla, hijo, te cuento


Si apagas esa bombilla, hijo, te cuento que
el monito se esconde bajo la ropa que huele a jabón,
así es capaz de decir la palabra hombre y que suene a palabra
afuera del algodón,
el monito es heroico allá debajo de la camisa guapa,
abajo del sombrero y la chula chaqueta igual a otras chulas chaquetas,
el arte es una linda sábana que puede tapar las ciénagas del mundo
(le han dicho las moscas que no soportan el nauseabundo detergente),
a las moscas les gusta la ciénaga y les gusta el negro culo del monito,
las moscas son sinceras como un mendigo o un tío en metástasis,
pero el monito odia las moscas y su ruido atmosférico y amargo,
las aparta bajo la ropa que huele a jabón hasta que hay silencio
o hasta que el ruido de las alas y las patas frotándose asquerosas
es tan monocorde y tan contínuo que el monito se hace el sordo
abajo del algodón y dice equilibrio, dice nirvana, dice soy.

El arte es una linda sábana que puede tapar las ciénagas del mundo,
lo dicen las moscas y lo digo yo,
lo dice ese tenue olor a hombres afuera de la ropa
y ese denso olor a mierda de abajo del algodón
sincero como un mendigo, un tío en metástasis
o un mono desnudo que habló mucho menos que lo que sangró.

Si apagas esa bombilla, hijo, te cuento que

a veces un escritor es un yonqui dando explicaciones a su madre
pero no son todos malos, hijo,
sólo es que tienen miedo de ser noche en cuanto apague la luz.


martes, 4 de junio de 2013

la espantajería y lo importante


No importa que yo escriba un tu nombre que no lleve a sí atado a ti misma y a ti tan sólo enteramente -sólo tú y tú sola y aparte de ti más nadie-, pues nada te escribo entonces: a ti nada dicho queda. No vale si yo hablo una voz si no oyes tú esa voz que yo hablo y haces como que a veces, que en ocasiones, que acaso pudiera ser que sí que crees a pie juntillas mas con un gestito involuntario que dice que sí siempre.

No importa si divido
que te amo
  que te quiero
    que te espero
y reparto así en columna
en una página sin página
en una pantalla
sin público.


Si clásico rimo yo mimo
con primo, con timo, con limo,
con un vanguardista depende.

Si digo ineluctable en vez de por narices y porque quiero. Si digo eros y salado manantial y utopía en vez de ganas, en lugar de coño y de contigo para siempre. Si digo mañana en lugar de hoy para que en connivencia con la sana seguridad me lluevan al cráneo las piedras de la paciencia y de la soledad, nada dicho queda.

No importa si digo que no importa que no te tengo aquí atada a mi cuerpo como atado un lindo perrito curioso a una sucia farola circunvalada por mariposas en la puerta de un despacho o un buen restaurante.

Lo que importa es que sepas lo que pasa y lo que ocurre aquí adentro aunque digas que no, que esto no es serio ni justificable ni ético, con un gestito involuntario que dice que sí siempre.