miércoles, 24 de julio de 2013
el semáforo
esa vez yo soy poeta, me parece,
mi corazón una esponja
que yo hago bucear en el jabón de un cubo
y luego, en el semáforo,
limpio el capó de los autos,
automóviles caros y rojos
que trae l'Eixample llenos de gente.
a veces un rostro sonríe tras el parabrisas
y yo sonrío dando brillo al capó
lleno de sol
agradecido y pobre
y a veces un euro en mi mano mierdosa
y otras veces sólo una sonrisa
que se eterniza en una pompa de jabón,
qué brillante es un coche enjabonado que gira
y se pierde en la carretera soleada
en Barcelona y en otros sitios,
tan limpio y yo lamentablemente servil
qué mugrosas las rodillas
y el corazón espumoso goteando en las manos
qué mugroso y pobre y agradecido
como un trabajador de los de antes.
con el sudor de mi enfrente
me ganó la vida una y mil veces.
digo imbécil y bueno a mucha honra,
así me educaron papá y mamá
una vez soy poeta, creo,
en el semáforo
y tú miras una vez desde detrás del parabrisas
y no tienes calderilla tienes billete
pero sí sonrisa
pero sí un coche rojo brillante
lleno de sol
y me miras desde detrás del parabrisas
como si quisieras limpiarme el auto que no tengo
y abres de tu coche la puerta roja
llena de sol
en Barcelona y en otros sitios
y aunque no quieres bajar ni yo subir
ambas cosas suceden allá en el semáforo
me limpias con tu esponja las rodillas
mientras la brillante caravana
pita enfurecida
a mí.
esa vez, creo,
eres buena con el tipo del semáforo
y eso basta para ensuciarte el vestidito rojo
echarlo al traste
y hacer brillar llena de sol
una esponja mugrosa
en Barcelona y en otros sitios
y esa vez te amo
y luego te amo siempre
y te limpio el vestido con el corazón.
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Yo tampoco tengo coche, que si tuviese y te veo venir me bajo y te doy un beso, porque limpias con poemas el sucio capó de nuestra atroz carrocería.
ResponderEliminarChao.
pienso que no voy a encontrar en todo lo que me resta de noche y lectura tanta delicadeza y ternura.
ResponderEliminares tan frágil este poema que lo leo descalzo.
Me retrotrajo a "EL lado oscuro del corazón", de Eliseo Subiela, con Darío Grandinetti recitando en las calles, poemas de Girondo.
ResponderEliminarAbrazo
Esa peli que menciona Horacio intenta conseguirla... es un alimento para el alma de todos nosotros.
EliminarBeso.
Hace tiempo ya que la ví, amigos.
EliminarMe complace habértela recordado, Horacio, me lo tomo como un bonito halago.
Tú sí que eres alimento para el alma, Sarco, uno que sacia y sabe bien.
Que fuerte
ResponderEliminarEres un lector del medio...del oikos
Que te duré y publica esas maravillas!
Aquí son de goojgle..y duele cuando se nos quita identidad. Anims