A Oliverio Tilín le partió el cerebelo un tiesto de amapolas caído de un balcón de jazmines.
Tras una breve pausa de daño terrenal y adulto
se le fueron los abstractos a dibujarse en aquellos pétalos rojos.
Primero el hambre básica, las prisas y saber nadar y -ya más tarde y en color-
el amor y un olorcito tenue a ayer por la noche miércoles hace años.
El cuerpo de Oliverio Tilín tarda aproximadamente ocho con tres minutos
en hacerse suelo, recibos y horas vésperas de lunes,
pero los pétalos de las amapolas coloradas e ilustradas de Oliverio Tilín
pueden verse arrastradas hasta cuatro o cuarenta años bisiestos por el vientecito de la tarde
y pegarse como hojas de periódico caducifolias en los rostros de los motoristas
provocando accidentes gravísimos en cadena en las carreteras que van a la ciudad.
Y apunten ustedes en sus cuadernos estos accidentes milagro.
Son accidentes que dejan hileras de automóviles deconstruídos tan obvios como la vejez,
pero también una alfombrita linda de pétalos rojos ilustrados de abstractas pinceladas
de amor y de un olorcito tenue a ayer por la noche miércoles hace años
que conduce sinuosa a secretas corrientes circulares de verdad de la buenapor donde los supervivientes de la hecatombe se llegan esperanzados a hermosos jardines
que ya nacen otra vez como amapolas vivas del cráneo de terracota de Oliverio Tilín.
me ha llamado Jean-Pierre Jeunet. quiere verte.
ResponderEliminarabrazos.
Ese es un pesao, ya sé lo que me va a decir. La próxima vez no le cojas el teléfono. Abrazos.
EliminarPues yo tambien le metí un tiestazo de amapolas en todo su hipotálamo cuando pasaba por debajo (a mala leche como es lógico) desde mi balcón de jazmines de los que huelen (a los jazmines me refiero, porque el balcón en sí no huele a nada, tu sabes) y oye... que tambien se ha quedao Tilín. ¿y ahora que hago?
ResponderEliminarUn abrazo.
Sobretodo que no se entere nadie que has sido tú.
EliminarOtro abrazo, Nagore.
Destruir con petalos rojos mundos de unicornios rosas histrionicos, despotas y desbarrados. Bellisima manera de volver de una santismia ostia, como poco se conocen, a una realidad cálida y cotidiana.
ResponderEliminarUn beso inmenso me ha gustado muchisimo.
Muchas gracias, Badia. A mí me gusta mucho usted. Sobretodo desde que firma con su nombre. Otro beso inmenso.
Eliminar*pocas se conocen, perdón.
ResponderEliminar¿Oliverio se convirtió en planta?
ResponderEliminar¿Planteiro muto en Oliplanta?
¿Jesús, estás ahí?
ALCALDE!!!
tut tut, tut tut, tut tut, tut tut...
EliminarLas amapolas se suicidan huyendo de los jazmines, no podia ser de otra manera.
ResponderEliminarMejor un campo de sencillas amapolas que mil jazmines con tronco de espinas.
Un saludo
Callejones que son jardines, escribía yo hace muy poco...
EliminarBienvenido. Un abrazo.
"Tras una breve pausa de daño terrenal y adulto
ResponderEliminarse le fueron los abstractos a dibujarse en aquellos pétalos rojos."
¡Me encantó! Curiosas escenas las tuyas...
Pues un buen trastazo macetil es a veces necesario y muy recomendable. El herbolario de la seguridad social. Infusión de pétalos y renacimientos y que los accidentes, los buenos, se sucedan.
Besines!
Mi vida es curiosa en general, Capitán.
Eliminaral final el amor será eso: un tiesto que te parte el cerebelo y un accidente en cadena que te lo trastoca todo, todo, todo..
ResponderEliminarhermoso
besos
Hay que ponerle casco a las estatuas del parque.
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