miércoles, 27 de febrero de 2013

niña ausente


Niña ausente, es tarde y no estás y sueño
que estabas tantas veces en el tiempo en que no estabas,
mi amor por ti era sin ti escondido en mi pecho
un mosquito ebrio de futuro que envuelto en ámbar volaba.

Niña ausente, es tarde y no estás y sueño
que mil veces estabas en el tiempo aquel en que no estabas,
que hoy eres estrella que si extinta brilla más que la mañana.

Niña ausente, es tarde y no estás y sueño
que faltas y es que está esta habitación deshabitada,
que la sábana que se arruga en el suelo es un yo viejo
que mendiga moneditas de sueño a los pies de una cama,
sediento acude bajo la oscura falda de la soledad
y moja sus marchitos dedos de agua clara.

Es tarde, niña ausente, no estás y sueño
que era mi amor por ti en el tiempo en que no estabas
cría de pájaro que en la acera movía sus alas y aún respiraba,
efímera cría de pájaro que muriendo en los suelos de la ciudad
era que fénix a volar tu lindo cielo ya empezaba.

Niña ausente, es tarde y no estás y sueño
que si siempre estuviste ayer, estarás siempre mañana.




lunes, 25 de febrero de 2013

la princesa de la antártida


palpo la verdad como una pared que el tiempo lame con su lengua de fuego,
crepita silenciosa mientras aflora papel pintado y se parte en cinéreos retales,
serias cuartillas de lectura nievan sobre un vacío parque de columpios;
no hallo más que grietas bajo el papel y en todas ellas grietas solamente
sin ningún atisbo de ocultos mensajes en ruinas ancianas o botellas a la deriva,
sólo una nervadura o ramificada cicatriz que vetea de ríos de sequía
esta gloriosa antártida que ayer puso su cimiento sobre un desértico alambre.

tiene algo de esperanzador en la mitad de la poesía recorrer la verdad con los dedos
y sentirla así como una pared plácida que tan sólo dice pared en las yemas, pared no más,
pero también trae ecos de una asfixia que pega tan duro como un púgil enfermo
dejando a un hombre que ha comido sueños retorciéndose de un disparo en la tripa
en esos grupos de terapia pública que son los cafés literarios con un papelito en la mano,
la voz grave, la mirada puesta en el techo transparente de los ciegos o los optimistas
y vomitando un bezoar de pesadillas sobre una audiencia que ronca como una puta.

no hay grietas en tu pared, niña perfecta, sólo esa piel circular y lúbrica por la que deslizarse
y dejarse caer para viajar lejos, muy lejos, más allá del nombre y la palabra,
recorrer vertiginosamente limpio esta vida manchada de frenos,
llegar al mismo punto de partida en tiempo y espacio con el corazón en la boca.

palpo tu rostro y el tiempo no comparece nunca, al contrario que el mundo
tú envejeces tan despacio.

al contrario que la verdad tú envejeces tan despacio.

a la mañana todavía mis yemas huelen fuerte a ti y recuerdo haber tocado una pared
que acaso arda igual que el hierro, manteniéndose íntegra acaso acuosa
aún en el más intenso rojo de la fragua,
presume esa pared de ser océano en el áspero límite del páramo.

a la mañana no finjo tristeza ni me duelo acá en los cuadernos,
me siento vacío y la pared está quieta y blanca y el aire está quieto
preñado de motas, ingrávidos frutos de polvo,
la habitación está quieta y mis manos envejecen abiertas frente a mí
como árboles quemados.

y tú las tomas, mis manos, tan dulce cuando tomas.

y entonces, entonces ya nada es lo mismo pero no importa contarlo con bellas palabras
ni hacer de ello una altiva montaña que pueda verse desde todos los balcones.

sólo que tú lo sepas así como lo sé yo.

la verdad, mi niña perfecta, princesa de la antártida.

eso basta.


martes, 19 de febrero de 2013

nana del poeta que era un zorro que habitaba las cunetas


Duerme, mi niña fábula, que era el poeta un zorro que habitaba zorro las cunetas
y érase que esta vida era una carretera sombría vestida de luces blancas, niña fábula,
que puesto frente a las luces blancas cuán lindo pelaje y grandes ojos de zorro blanco,
qué ilimitada belleza la del poeta que era un zorro blanco, niña fábula duérmete,
cuando a besar ya se ponía en el luminoso abrazo de un camión, duerme mi niña fábula,
que eran segunditos, niña fábula, donde eran nívea plata y oro blanco y cristal
la herrumbre del camión y el pelaje del poeta que era un zorro blanco así puesto,
niña fábula duerme, frente a las luces luminosas alfombrita blanca de un camión
en esa carretera negra vestida de luces que era esta vida, niña fábula duerme,
donde eran los camiones realidades con faros de luz de bellos sueños blancos de ti.


Pero duerme, mi niña fábula, duerme,
que hay muertes que no son muertes en las fábulas
y hay poetas que son zorros que habitan zorros las cunetas
y por ti cruzan, niña fábula, la vida.



jueves, 14 de febrero de 2013

tu risa eres tú que te salvas


Es tu risa un conejito blanco que llega tarde a todas partes
mas qué bonito es verlo ir presuroso aquí y allá sin saber que ya llegó,
cuán blanco es si descansa y sueña y una sábana es la noche.

Así siembra tu risa en mi pena su laurel de agua
si mi pena es tenida por fragua que llora espadas de Damocles al rojo,
qué bonita es tu risa de agua que de saliva da curas de mar a mis fuegos,
si se viste de circulito, amor, es ese húmedo volcán dormido.

Tu risa es a veces en la boca de ti un presentimiento,
así se anuncia la primavera del árbol en su esqueleto vistiéndolo de flor,
así me entrego yo al jardín ausente, queriéndolo tanto aún en invierno.

Tu risa eres tú que te salvas de ser alguien para ser tú y nada más,
por eso mi mano en la mitad de la ceguera busca en un negro pozo
palpando el aire tu risa clara, cuerda que fuerte se ata a ese sueño quebradizo,
la toma en la mitad de la ceguera y ciegamente confía,
                                                                       ve por vez primera.

Tu risa es piedra preciosa que lanzada en esta honda sencilla reina sencilla los cielos.



lunes, 11 de febrero de 2013

prosa de tu ausencia


No estás. Extiendo la mano desde el sofá y puede lo invisible acariciarse como una suave cortina, mis dedos transcurren entonces por esa brisa fresca que se fuga de los quicios, mi mano traza surcos en ella a cuatro dedos como el brazo sin vida del naúfrago que pendiendo del quebrado mascarón de la diosa vetea el océano adivinando la invisible cicatriz del mundo por azar y tal vez demasiado tarde... Cuando no estás mi sofá flota a la deriva en el tedio y tu recuerdo vívido son colas blancas de sirenas que desaparecen en los sombríos oleajes del pasillo dando a tu nombre musicalidad y aires de salmo. Pero no estás. Y lo invisible no tiene cuerpo y el sofá yace como un pesado mausoleo en la mitad de la vida ingrávida y en el pasillo las sombras no son más que sombras o ausencia dolorosa de las luces donde un hombre comparece ante sus viejas cegueras...

No estás y pienso constantemente en las horas en que sí estás, recorro despacio tu rostro presente desde el cuello hasta el mentón como se admira una pieza de orfebrería tallada en una última clase de cristal y mi memoria descarga su lenta precipitación en mis ojos, su punzada de estilete en el cielo de mi paladar y en la cueva de mi garganta. Protesta mi pecho como un revolucionario desarmado delata sus posiciones estratégicas por pura revolución, pero no estás y sobrevive esta dictadura de tu incomparecencia a pesar de una libertad que trepa muros y alambradas como una incapaz hiedra de anhelos. Cuando no estás las patrias claman exilio adentro de mi corazón.

Allá de mí donde tú ves palacios soy a veces escombros horrorosos. No esa fragmentaria gloria que tan gloriosa siembra añicos de eternidad a lo largo de una acrópolis histórica, soy sino edificios vacíos de ventanas rotas del barrio judío donde excitados mocosos juegan rubios y arios a apedrear sobre mojado a la esperanza. Un bosque desperdigado abajo del suelo, un albatros aterrizado en los cuarteles, un puzle deshecho en la alfombra que tú trabajas con la sonrisa infantil que me encandila mientras unes las piezas y revelas contenta un retablo de amapolas donde antes confetis de ceniza y daños. Cuando estás, niña, me recompones y muestras. Pero no estás y sopla la casa ventiscas exteriores que esconden buenos retales de mí debajo de los muebles, prorrogan la esperanza a primavera y me esconden, me regresan a los pozos...

No estás, y no puedo sino fingir que es la carne de tus muslos lo que acometo en dentellada a través de este vacuo bruxismo de morder el tiempo que transcurre sin ti. Juntar los labios y pintar en la insensibilidad del hastío el tacto tibio de tus pies descalzos. Veo ese dedo tuyo del pie izquierdo brillar bajo la luz de la lámpara a pura saliva e íntima complicidad y recuerdo esos islotes húmedos de Finisterre donde el mundo expiraba tan bonito aquel verano, así son los dedos de tus pies, amor, finales islas mojadas bajo el sol de junio donde más allá sólo leviatanes de pánico y terror de catarata.

No estás. Y abrazar tu cuerpo imaginado trae un calor a mi tristeza que no puede explicarse a través de la ciencia y la temperatura. Si no estás el frío es un cielo de nubes cromadas que amenaza lluvia sobre este amor pueril de papel y cartulina. El frío es el mundo si no estás, niña, y si estás es sólo una palabra a la que buscar rima en impostados poemas.

Si no estuvieras siempre, yo debiera existir entonces en ese plano obsceno en el que todo era al revés y yo era enfermo y apatía y tú nunca estabas. Yo quiero que estés siempre y que al estar, estemos y esté el mundo y despierte la paz que dormita en su guerra.

Ahora quisiera que me besaras dejando al fin de lado la poesía. Ven. Está, sé conmigo un momento. O no estemos ambos para siempre y ahora, que decida libremente este nosotros por nosotros.


viernes, 8 de febrero de 2013

las flores eran cuchillos


antes,
en los jardines
las flores eran cuchillos,

y tomas mis jazmines,
profundo hueles
que siempre jazmín,
mas eran cuchillos.

las flores, niña flor,
eran preciosos cuchillos.

y una flor entra en la carne
y duele,
sangra la carne de perfumes
y duele.
una flor corta la carne
y la carne huélese flor
cuando más duele.

la carne, niña flor,
puede ser también un cuchillo

mas si en ti clavado
acaso tu carne buenos jardines
donde un daño se desvanece
con otros vapores
pronunciado el sol
sobre malos rocíos,
y tomas los jazmines
y ahora sí, niña flor,
siempre flores en mis jardines.

jueves, 7 de febrero de 2013

el amor afuera


yo amo adentro
como el nacimiento de un potro alado
entre nubes de sangre de una yegua terrestre
mas fue mi amor afuera
tantas veces un niño desnudo
que esputa reventado en la mitad de una autopista
con el pecho veteado
de huellas negras de ambulancias,
los automóviles, amor, son misiles de humanidad
que conducen humanos como proyectiles
que por humanidad
evitan mirar las entrañas horribles de un niño
y por humanidad
las miran.

yo amo adentro
como restos de pintura color sinfonía intenso
en los tímpanos de Goya
mas fue mi amor afuera
tantas veces un fugado del psiquiátrico
que pinta corazones en las celdas del psiquiátrico,
los celadores, amor, son esos libres carceleros
que no entienden de escapadas.

yo amo adentro
y adentro es decir adentro de algún lugar con Lola,
de algún lugar contigo todos los lugares
y no importa que fue mi amor
alguna vez afuera.





miércoles, 6 de febrero de 2013

puerilmente decir


puerilmente dudar,
qué pútrido miasma es una verdad
cuando es viento de bárbaras cruzadas,
arrancar la más bella flor de un jardín de ruido
mutilarla cuando aún aúlla silencio,
cercenar respuestas que sangran duda
si cercenadas de la pregunta
¿me quiere? ¿no me quiere?
inquiere adulto, duda puerilmente,
puerilmente dudar seguramente
es hacerse viejo esta misma tarde.

pero tu amor, hacer de mi espíritu
un nido en el que huevo un imposible pájaro
de alas de plata sin pico sin pájaro
todo aire cielos y sueño
ya despega hacia un suelo abierto.
puerilmente dudar no preguntar,
la duda huevo de un imposible pájaro
de alas de plata en nidos de mi espíritu
que alimentar con seguridades
alguna vez improbables, recuerda,
¿te acuerdas? alguna vez improbables,
locas, dudosas inseguras seguridades.

siempre estuve enfermo flotando en jarabe
y siempre te esperé sin beber.

puerilmente decir no dudo no dudes,
decir puerilmente quiéreme, decir te quiero.
plantar jardines en la cúspide de flores mutiladas,
decir que imposibles pájaros de alas de plata
que sin pico que sin pájaro todo aire cielos sueño.
puerilemente dudar,
besarnos sin obtener respuesta
como si tú y yo fuésemos hoy ahora ( ¿quieres? )
lindas preguntas que no quieren morirse
respondidas como esas rendidas absurdas plegarias.

puerilmente decir que te amo,
que tú un imposible pájaro de alas de plata
que yo sangre latido corazón un imposible nido.

seguir avanzando ( ¿quieres? ) sin duda hacia ti hacia mí,
puerilmente



lunes, 4 de febrero de 2013

te ves pequeña en tu sofá


Te ves pequeña en tu sofá allá donde se dibujan hileras de elefantes,
los pies en tierra firme donde los machos todos y el vuelo donde las hembras todas,
tu presencia ínfima se cuenta por millares en mi álgebra de ti.
Te ves pequeña en tu sofá aunque en ti se encripte la infinita inmensidad del pensamiento
y no te veo pequeña porque aún tan viejo adivino todavía las verdaderas formas de las nubes
y eso me hace niño que sonríe sin dolerse aún de las medidas precisas de las cosas.

¿En qué minúsculo rincón de sí escondió el mundo
                                        los coloridos nudos de su pañuelo de mago...?
mira cómo lloran sus conejos blancos si los expatrian de ti, amor,
                                                                                 lindo sombrerito de copa.

Te ves pequeña en tu sofá y escudriñas el erial de la pantalla todavía huérfano de las palabras
y haces vino del agua cuando decides beber de los manantiales de su desierto
                                                                                                y en tu boca decir estanque.
Te ves pequeña en tu sofá donde yo te miro plegar las piernas y unir hembras y machos
y mis costillas se descerrajan a violentos empujones como las puertas de un tren de infiernos
que lleva al exilio a millones de ángeles hacinados muertos de hambre y de sed y soledad
porque te ves pequeña en tu sofá allá donde se dibujan las hileras de elefantes
y mis costillas duelen porque en tu sofá eres pequeña pero inabarcable adentro de mi pecho
y rompen mis costillas cuando aprenden
                                                            y te amo.