lunes, 26 de noviembre de 2012

a puro grito y en silencio


Usted no sabe qué imposible
es decirle que la amo.

Esta imposibilidad de mí
que se llama timidez
va de mi voz a mis poemas.

Es por eso que no sé decirle
que sus ojos pardos
que a veces son verdes
son a veces ojos
y a veces un hogar de árboles
por donde ya juegan chiquillos
a patear las hojas y hacerlas volar
con nuestros apellidos.

Usted no sabe qué imposible
es decirle que su voz
es el ruido que hace mi soledad
al quebrarse,
que su rostro
es la luz que orla de reminiscencia
mis ojos cerrados
cuando esta puta oscuridad.

Decirle que usted es tan perfecta
que hace de lo ideal
una mera aproximación milagrosa,
que mi corazón está viviendo
de prestado en mi pecho
esperando pronto regresar
a casa,
a su casa.

Usted no sabe qué imposible
es decirle que la amo.

Esta imposibilidad de mí
que se llama timidez
va de mi voz a mis poemas.

Es por eso que no sé,
que no alcanza mi voz ni mi palabra
a contarle que su nombre
ha enfermado a mi vocabulario
de incapaz repetición,
que ahora son lolas
las que sobrevuelan
gráciles y níveas
las costas de mi pueblo,
que son lolas espumosas
las que preñan de saliva blanca
el espigón,
que es una dulce lola
la que arrastra los diarios por las aceras
y hace volar mi sombrero,
que es una fulgente lola
la que asoma ámbar en los azules
sobre esta tierra antes yerma
en la que hoy florecen
lolas coloradas como corazones.

Usted no sabe qué imposible
es decirle que la amo,
qué imposible articular que la amo
cuando todo es que la amo,
cuando quiero decirle que la amo
y no puedo, no soy capaz
y escondo tímido que la amo
y no le digo que la amo.

No le cuento que imagino
desordenados lechos
donde sólo huele a sexo
y a nosotros,
que a veces palpo lo inerte
enloquecido
a la búsqueda de su latido
y de su piel lejana,
que me colma de sangre
la sola idea de tocarla,
de recorrerla,
de derramarme
allá donde usted empieza
y termino yo,
acaso viceversa.

Usted, Lola, no sabe qué imposible
es decirle que la amo.
Por eso lo callo.
Por eso lo escondo.
Por eso tan cobarde
susurro tan bajo
y en mi rincón
que la amo,
que usted es la mujer de aire
a la que siempre dediqué mis apóstrofes
y a la que hoy dedico suya y de carne
esta vida mía de pan y poesía,
esta mi entera cobardía.


15 comentarios:

  1. Una dicotomía agridulce, pero dicha al fin en este rinconcito donde se adormecen los versos, y se acurrucan las palabras.
    El quiasmo es un arte, y ud sabe ejercerlo.

    Un beso, Jesús.

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    1. Nunca se habían fijado en mis quiasmos, estoy ruborizado. jajaja Muchas gracias, Eva. Un beso y muchas gracias.

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  2. Lo puedes decir más alto, pero no más bello. ( juer, que bien me ha quedado, no?!)

    Besos.

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    1. Juer, ya te digo. Un poco estáaatico, pero mu bonico. (jajaja, es broma, no te me cabrees)

      Un besazo. Nos vemos pronto.

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  3. despues de leer éste poema si acaso decir una ola, si acaso un ave que se va y nadie sabe dónde si acaso hablar en otra lengua.

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    1. Si acaso mil gracias, Mareva. Un comentario precioso. Muchas gracias, de verdad.

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  4. No quiero ser puntillosa pero en este poema desde luego lo que se oye de fondo es a Edith, se vislumbran atardeceres en Montmatre y cenas en bateaux mouches.
    El poema es de un loleaje maravilloso
    Un besote
    http://youtu.be/oOTj0jCtwpA

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    1. Ay, el rumor del loleaje... aah... Esto... ¿qué te estaba diciendo?

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  5. En cuanto lo he leído esta mañana he bajado corriendo a por unas olas, lástima que no puedas oirlas, serían el fondo perfecto para algo aún más perfecto. Das tanto a cambio de tan poco, aunque no lo creas, que merece la pena traerte lo que sea, hasta una ola agradecida (bueno, no sé... vaya que mañana sea la luna y a ver como lo hago, jajaja...)

    Qué susurro más bello, Alcalde.

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    1. Joder, muchas gracias, Nagore. Qué bonito. Gracias de corazón.

      Pero déjame corregirte en eso de que doy mucho a cambio de tan poco. A veces un hombre escupe el pequeño hueso de una fruta y recibe el mayor de los bosques.

      Un beso.

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    2. Lo digo por mi parte; es mucho lo que tú me das a mí casi cada día y es muy poco lo que yo puedo devolverte. Tan solo unas pocas palabras, más o menos (des)atinadas, de agradecimiento y admiración por lo que escribes. Lo encuentro pobre, te mereces mucho más, al menos... eso, por mi parte.
      Un beso.

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    3. Por tu parte lo digo. Es mucho lo que me das siempre, Nagore. No sabes cuánto. Y lo mucho que te lo agradezco.

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  6. Usted que imposible y sin embargo...
    Se perderán esa tilde maravillosa del tercer vagón.
    (En algún verso se me escapó la hipótesis y no me atrevo a hablar en tercera persona.)

    De esos

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  7. Cuanto más lo leo, más bonito me parece.

    Amar y tener que callar, no poder contarlo, no poder decírselo, por eso, porque no puedes o no debes, que sé yo...
    Eso es... horrible! y mú malo pal cuerpo!

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